Ingresé para encontrar respuestas. Encontré muy pocas. Y muchas, afuera.
Ingresé para aprender del todo. Aprendí más, y sigo aprendiendo, en otros caminos.
Ingresé para conocer gente que esté en la misma. Por suerte, encontré más que eso.
Ingresé con intenciones de terminar lo comenzado, pero me la está haciendo difícil. Casi un obstáculo para lo que realmente quiero. Paradójicamente, ingresé para escribir más, y al final estoy escribiendo menos.
Paradójicamente, me iré para dedicarme a escribir y quedarme con lo lindo que encontré.
Migajas del planeta
Somo momentos y espacios o no somos nada.
sábado, 13 de junio de 2015
sábado, 14 de marzo de 2015
Agosto
Sos el néctar que los dioses ignoran
El licor que el borracho olvidó tomar
La belleza que el espejo prefirió guardar
Sos la melodía que las ninfas bailan
al son de la luna desnuda
La estalactita eterna de la cueva virgen
Sos el reino rebelde de los bufones con flores
y las mañanas en las que tanto deseo despertar
El licor que el borracho olvidó tomar
La belleza que el espejo prefirió guardar
Sos la melodía que las ninfas bailan
al son de la luna desnuda
La estalactita eterna de la cueva virgen
Sos el reino rebelde de los bufones con flores
y las mañanas en las que tanto deseo despertar
Foto: San Martín de los Andes, por Agostina Bertozzi (Agosto).
jueves, 26 de junio de 2014
Gajo por gajo
Ando con necesidad de despojarme un poco de mí; deshojar mis temporalidades... extirpar lo que soy y no soy, lo que seré y dejo de ser, el que alguna vez fui y el destello de lo que alguna vez pude haber sido.
Surcar caminos sin prejuicios, abrir todas las posibilidades; asistir a la desolación de aquello que no llega. Soy el que viaja en tren y el que espera en la estación, ambas acciones a la vez.
Necesito desarmarme gajo por gajo; ordenarlos arriba de la mesa, observarlos y degustarlos uno por uno... o dárselo felizmente a las palomas de la plaza, a abrazos abierto.
Quisiera ser un cohete espacial y despegar en cinco, cuatro, tres, dos, uno...
/desorbitar y encontrarte sin querer
en algún asteroide/
Me mirás como si no me miraras; como si yo fuera invisible. Tal vez son mis ganas de serlo. Cuando era chico quería ser Batman. Me hice una capa y mi mamá me hizo la máscara con las dos orejitas de murciélago. Veía la batiseñal por la ventana de mi cuarto y salía al rescate.
La última vez que amé, remontaba barriletes pensando que el hilo no se iba a cortar nunca; (sonriendo a la cámara, encandilado por el sol de otoño).
El tren no llega; la espera no aburre.
Surcar caminos sin prejuicios, abrir todas las posibilidades; asistir a la desolación de aquello que no llega. Soy el que viaja en tren y el que espera en la estación, ambas acciones a la vez.
Necesito desarmarme gajo por gajo; ordenarlos arriba de la mesa, observarlos y degustarlos uno por uno... o dárselo felizmente a las palomas de la plaza, a abrazos abierto.
Quisiera ser un cohete espacial y despegar en cinco, cuatro, tres, dos, uno...
/desorbitar y encontrarte sin querer
en algún asteroide/
Me mirás como si no me miraras; como si yo fuera invisible. Tal vez son mis ganas de serlo. Cuando era chico quería ser Batman. Me hice una capa y mi mamá me hizo la máscara con las dos orejitas de murciélago. Veía la batiseñal por la ventana de mi cuarto y salía al rescate.
La última vez que amé, remontaba barriletes pensando que el hilo no se iba a cortar nunca; (sonriendo a la cámara, encandilado por el sol de otoño).
El tren no llega; la espera no aburre.
Foto: andando en bici por San José.
sábado, 26 de abril de 2014
Marte
En humilde homenaje a Maurice Sendak.
Para Juan Claus Beaumont,
en agradecimiento por acercarme "ese" libro.
Para Juan Claus Beaumont,
en agradecimiento por acercarme "ese" libro.
Tuve que abandonar mi reinado marciano, volver a Tierra y bancarme dos años de cárcel por violaciones a derecho de autor. Le pregunté a mi compañero de celda de qué lo acusaban. "Por desacato al Presidente". Siempre se puede estar peor, murmuré para mí.
En la foto: Maurice Sendack, autor e ilustrador de "Donde viven los monstruos" (Where the wild things are), entre otros cuentos.
domingo, 13 de abril de 2014
Ad verso
Un chico le dijo a una chica: Hola. Espero que hoy te hayas levantado mejor. Que tengas la fuerza para superar cualquier adversidad que se te presente. Me agrada mucho que nos estemos conociendo. Yo soy un poco idiota para muchas cosas. Un poco torpe. Un niño. Y me río, porque soy un niño. Y soy río. Me gusta ser sol. Me gusta ser las hojas de los árboles que caen en otoño. Me gusta otoño. Cuando quieras, vení a buscarme y empezá a pegarme patadas por nada. Te ayudaré a gritar. Gritaremos los dos. Te abrazaré. Llorarás. Después nos moriremos de la risa. Y una sonrisa quedará en nuestra cara. Estaré esperando ese momento.
La chica le contesta: No, está bien. Siempre me recupero. Lo que si, basta de hablar de esto. Ni perdón, ni si estás mejor. Nada.
La chica toma su último sorbo de café. Se pasa un pañuelo de papel por sus labios. Suspira. Ignora a su interlocutor. Ignora el momento. Se levanta y se va, sin saludar ni con palabras ni con miradas. Se va sin darse cuenta que el que necesita fuerzas para superar adversidades, gritar, llorar, reír, y abrazar es el chico.
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