domingo, 13 de abril de 2014

Ad verso


Un chico le dijo a una chica: Hola. Espero que hoy te hayas levantado mejor. Que tengas la fuerza para superar cualquier adversidad que se te presente. Me agrada mucho que nos estemos conociendo. Yo soy un poco idiota para muchas cosas. Un poco torpe. Un niño. Y me río, porque soy un niño. Y soy río. Me gusta ser sol. Me gusta ser las hojas de los árboles que caen en otoño. Me gusta otoño. Cuando quieras, vení a buscarme y empezá a pegarme patadas por nada. Te ayudaré a gritar. Gritaremos los dos. Te abrazaré. Llorarás. Después nos moriremos de la risa. Y una sonrisa quedará en nuestra cara. Estaré esperando ese momento.

La chica le contesta: No, está bien. Siempre me recupero. Lo que si, basta de hablar de esto. Ni perdón, ni si estás mejor. Nada.

La chica toma su último sorbo de café. Se pasa un pañuelo de papel por sus labios. Suspira. Ignora a su interlocutor. Ignora el momento. Se levanta y se va, sin saludar ni con palabras ni con miradas. Se va sin darse cuenta que el que necesita fuerzas para superar adversidades, gritar, llorar, reír, y abrazar es el chico.

Foto: Chico abraza chica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario